Max y Bella pasaban sus días persiguiendo mariposas por campos de flores silvestres, chapoteando alegremente en arroyos de agua cristalina y disfrutando del calor del sol. Sus risas resonaban por los prados y sus colas se movían en perfecta armonía. Eran más que simples mascotas; eran confidentes, protectores y amigos más cercanos el uno del otro.
A medida que pasaban los años, su energía, que antes era ilimitada, comenzó a menguar y los signos del envejecimiento se hicieron más evidentes. Fue Bella la primera en sentir el peso del tiempo, sus pasos se hicieron más lentos y sus ojos se nublaron de sabiduría. Max, siempre el hermano vigilante, permaneció a su lado, ofreciéndole consuelo y consuelo en el ocaso de sus vidas.
Este cachorro de tres meses se negó a separarse de su hermano fallecido después de ser atropellado por un vehículo.
La perrita devastada permaneció junto al cachorro durante dos días hasta que la persona con su corazón la enterró.
Testigos del condado de Pixia, provincia de Sichυa en el suroeste de Chipa, informaron que observaron dos perros, uno gris y el otro mirando hacia adelante, tirados en medio de la carretera.
El cachorro marrón estaba protegiendo su cuerpo de la puerta gris para que no fuera golpeado por algún auto que pasara saltando y ladrando ante lo que parecía abrirse.
Permanecieron en la misma posición durante muchos días hasta que la persona los llevó a un lugar seguro al costado de la carretera.
Otro miembro del público cavó un hoyo para enterrar al perro gris. Entonces, su hermano corrió hacia el hoyo, demasiado reacio a dejar a su compañero.
Finalmente, el perro fue recuperado por empleados del refugio de protección de animales cercano a donde se encuentra siendo cuidado.